Mecanismo y Cuidados de la Voz Artística

18.04.2015

Uno de los principales elementos distintivos de la especie humana es la comunicación verbal (lenguaje). Y el lenguaje se vehicula, sobre todo, mediante la voz. A lo largo de su desarrollo, los humanos han sabido hacer también de la voz un elemento de expresión artística en sí misma, utilizando el lenguaje musical. La suma de ambos lenguajes determina el canto, en todas sus facetas.

El canto es complejo desde el punto de vista de su producción física ya que participan muchas estructuras anatómicas, especialmente la laringe y en concreto las cuerdas vocales, pero también lo hace el aparato respiratorio y las estructuras faciales. La voz se produce mediante la vibración de las cuerdas vocales de la laringe al paso controlado del aire en su salida desde los pulmones. El sonido vocal laríngeo es pequeño, pero se amplía, se modifica y adquiere forma a su paso por el tracto vocal (desde el centro del cuello hasta la boca).

Según el tamaño de la laringe y del tracto vocal, hay diferentes tipos de voces (tesituras); y dentro de cada tipo vocal se tiene una extensión determinada (registros) modificando la longitud y la tensión de las cuerdas. Todo este mecanismo exige un uso correcto del sistema. La correcta utilización de todos estos elementos se aprende con la técnica vocal del canto. Saber cómo funciona nuestro mecanismo vocal y cómo protegerlo mediante un uso adecuado constituye un valioso recurso para quienes utilizan la voz artística como su medio de vida.

Pero el cantante, además de cantar se comunica a diario como ser humano. Y eso exige, además de una buena técnica vocal, unas buenas normas de higiene vocal. Las pautas de higiene vocal para la voz artística incluyen lo siguiente:

  • No hablar por encima del ruido ambiente (perderá siempre).
  • Mantenerse bien hidratado (beber dos litros de agua diarios).
  • Evitar las bebidas de alta graduación y el humo del tabaco (propio y ajeno).
  • Evitar las cenas copiosas o muy especiadas, en especial si es tarde.
  • Reducir el uso de la voz cuando se tiene gripe, catarro o no se esté bien de la voz.
  • No usar la voz hablada por encima de su tono habitual o demasiado atropelladamente.
  • No hablar haciendo ejercicios violentos o levantando pesos.
  • Hablar articulando correctamente (abriendo bien la boca).
  • Reconocer y evitar la sensación de esfuerzo vocal: tensión en el cuello o falta de aire.
  • No usar ropas o adornos que compriman excesivamente el cuerpo.
  • Permanecer el menor tiempo posible en lugares con polución atmosférica, humo o poca ventilación.
  • Reducir las largas conversaciones telefónicas.
  • Disminuir la permanencia en lugares con aire acondicionado.
  • Practicar el reposo vocal después de un uso intenso de la voz.
  • No automedicarse.
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